Vuelan bajo, y con el aire que desprenden sus alas, construyen Castillos de Sueños.
Lo primero que apareció fue algo blanco. Un blanco cegador. Sí, era blanco.
(Markus Zusak - "La Ladrona de Libros"

sábado, 15 de marzo de 2014

Espejismo

Por aquél tiempo mi mayor temor era perderte. Puede resultar incomprensible, pues apenas si llegabas a los dos años, pero ese era mi sentir y mi temor. Presentía una temible pérdida.
Había momentos en los que se me obnubilaba la mente y todo se volvía oscuro en ella. Entonces, por algunas rendijas que quedaban entreabiertas se colaban siniestros pensamientos, negro como cuervos, que se introducían por ellas violentamente.

 Los dos disfrutábamos tranquilamente de un relajante baño donde las risas y el juego era una constante. El vapor empañaba los espejos, los cristales de la mampara del baño, y los dorados y victorianos grifos del lavabo. Algodonosos dedos de vaho se escapaban de la bañera y se entretenían en pintar con gotas de agua los azulejos de las paredes. Tú y yo, seguíamos jugando entre la húmeda neblina.

 "Vamos es hora de salir del agua".
 "No Mami, un poco más". 

Entonces yo me salía primero para darte a ti esos minutos que reclamabas. 

"Vamos, ya tienes que salir".

 Blanca toalla extendida entre mis manos, esperando para cubrir tu cuerpecito mojado. Culebrinas de agua resbalaban por tu piel, serpenteando como relámpagos en una noche de tormentas. Te envolvía en la toalla y te tomaba entre mis brazos como si fueras un bebé recién nacido, la cabecita casi cubierta por el blanco e inmaculado del rizo.

Entonces comenzaban a reptar por mis entresijos esas ideas tenebrosas que tantas veces me hicieron casi perder la razón.

Por no sé qué extraña sin razón creía imaginar que era una mortaja lo que sostenían mis brazos. Tu mortaja. Te abrazaba contra mi pecho y te apretaba fuerte para sentir tus latidos.

Luego te destapaba y comprobaba que estabas vivo. Mi corazón volvía a retomar sus latidos habituales. En aquella época yo solía sacar con demasiada frecuencia mis miedos a la luz… o tal vez era una metáfora de la pérdida espiritual de ti que sufriría pasados los años.

 Imagen de Aquí

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